¿Qué es la nutrición parenteral?

¿Qué es la nutrición parenteral y para qué sirve?

Los pacientes que han sido sometidos a una intervención quirúrgica importante debido a un cáncer de intestino o de estómago, o los que padecen una enfermedad de Crohn grave, por ejemplo, a menudo tienen que recurrir a la nutrición parenteral, es decir, a la alimentación artificial.

Se trata de un método para introducir la nutrición en el cuerpo a través de las venas, en lugar de la vía oral.

Aporta al organismo nutrientes como azúcares, hidratos de carbono, proteínas, lípidos, electrolitos y oligoelementos.

También se utiliza para ayudar a los pacientes con enfermedad intestinal isquémica, en la que se reduce el flujo sanguíneo a los intestinos, lo que perjudica la capacidad del organismo para absorber nutrientes vitales.

La nutrición parenteral se administra mediante una aguja o un catéter que suele estar conectado a una vena grande que llega al corazón.

En el catéter hay una bolsa que contiene alimento líquido, generalmente de unos tres litros, que satisface las necesidades nutricionales particulares de cada paciente.

Las bolsas deben estar refrigeradas o congeladas, pero hay que dejar que alcancen la temperatura ambiente antes de utilizarlas.

La alimentación suele durar entre 10 y 12 horas al día, de cinco a siete veces por semana.

CME Medical desempeña un papel fundamental a la hora de satisfacer las necesidades de los pacientes que dependen de la alimentación artificial. Suministramos bombas que controlan el suministro de nutrientes líquidos a la velocidad requerida.
La autoalimentación en casa va en aumento, en parte debido a la mejora de las tasas de supervivencia de enfermedades que antes eran mortales, lo que significa que más pacientes necesitan apoyo nutricional.

Hoy en día hay mejores tratamientos, por lo que se da de alta a más pacientes. Hay más pacientes dados de alta con enfermedades complejas que hace diez años.

Pero la nutrición parenteral no está exenta de riesgos.

Los pacientes pueden desarrollar llagas en la boca, mala visión nocturna y cambios en la piel, así como efectos adversos menos comunes como confusión, convulsiones, dificultad para respirar, aumento de la micción, hinchazón de manos, pies o piernas, sed y vómitos.

Pero el mayor problema sigue siendo el riesgo de infección.

Aunque se enseña a los pacientes a realizar el procedimiento de forma aséptica (libre de gérmenes), la constante conexión y desconexión de las sondas de alimentación dificulta enormemente la prevención de la infección bacteriana.

Las tasas de infección varían considerablemente, desde menos del 2% según algunos estudios, hasta más del 25% según otros.

Afortunadamente, el control de las infecciones está mejorando. Las empresas de asistencia sanitaria a domicilio se esfuerzan cada vez más por reducir las tasas de infección. Muchas de ellas han invertido mucho, tiempo y energía para asegurarse de que sus equipos de enfermeras tienen las habilidades necesarias para lograrlo.